El Departamento de Defensa de Estados Unidos inició estudios sobre la posibilidad de reclutar extranjeros para incrementar los activos de las Fuerzas Armadas y, aunque apenas comienza, desató ya un debate sobre lo que algunos comparan aquí con la contratación de mercenarios o la creación de una "legión extranjera".
La idea que analiza el Pentágono, que abriría lo que se definió como "una ruta militar hacia la ciudadanía", está apenas en sus inicios y muchos de los detalles son desconocidos, pero parece un eco de propuestas lanzadas durante la última década, ante los crecientes problemas para llenar vacantes en los servicios armados.
De acuerdo con lo que se sabe ahora, la proposición incluiría la posibilidad de aceptar residentes indocumentados que ya están en EU.
La existencia del estudio fue aceptada por el Pentágono, pero el reporte como tal es desconocido aún, si bien se sabe que la idea es similar a la que se ha debatido aquí en voz baja por una docena de años: abrir oficinas de reclutamiento en el mundo y seleccionar a posibles candidatos.
De hecho, en los últimos meses el Congreso escuchó advertencias de que las Fuerzas Armadas estadounidenses están "sobreextendidas" y que tienen problemas para reclutar suficiente personal para lo que es hoy un aparato militar compuesto por "voluntarios".
Entre 1990 y 1994 el Ejército estadounidense de tierra tenía 700 mil hombres. Hoy se estima en 500 mil y, de acuerdo con el general Peter Schoomaker, jefe del Estado Mayor de esa rama, no podrá mantener su actual despliegue. Algunas de las unidades en existencia han ido ya tres veces a Irak o Afganistán y por primera vez en mucho tiempo se recurrió a la reserva constituida por la Guardia Nacional.
De hecho, los cálculos actuales consignan que se necesitan al menos 30 mil hombres para el Ejército y 5 mil más para la Infantería de Marina, pero, de acuerdo con reportes de prensa, esas cifras parecen difíciles de alcanzar ante la impresión de que el enlistamiento significa lo que el diario Boston Globe calificó como "un boleto a Bagdad".
Al mismo tiempo, en los últimos años los reclutadores han recurrido a incentivos económicos y a reducir requerimientos de ingreso a una fuerza que exige niveles educativos de, por lo menos, escuela secundaria, y que ha enfrentado algunos escándalos por presionar a jóvenes para enlistarse o reclutar a inmigrantes indocumentados a pesar de que es ilegal. "Al invitar a extranjeros a unirse a las Fuerzas Armadas a cambio de una promesa de ciudadanía después de un servicio de cuatro años, podríamos mantener la atracción para algunos de los individuos más emprendedores, talentosos y desinteresados. Abriríamos un nuevo camino para la asimilación de inmigrantes indocumentados que ya están aquí, pero carecen de un requisito para alistarse (la residencia legal)", escribió recientemente Max Boot, un analista que promueve la idea desde hace dos años.
Boot propuso la creación de una "Legión de la Libertad", modelada sobre la Legión Extranjera francesa y que tendría como misión "defender y adelantar libertad alrededor del mundo... sería, en efecto, una fuerza multinacional bajo mando estadounidense y una que no necesitaría del permiso de Francia, Alemania o Naciones Unidas para ser desplegada.
Hace una década, Robert Brown, dueño de la revista Soldier of Fortune (Mercenario), hizo una propuesta similar. Pero otros consideran que la idea presenta una imagen imperial de Estados Unidos y una pobre impresión de los habitantes de un país poco dispuestos a servir en sus ejércitos.
Contratistas de Latinoamérica
Geoff Thale, un activista de la Oficina de Washington para América Latina (WOLA, por sus siglas en inglés), señaló recientemente que las empresas de seguridad privadas contratadas por el gobierno estadounidense para una serie de servicios en Irak ya contratan latinoamericanos con la meta de evitar "pagar el costo político" de la guerra.
"En una democracia como Estados Unidos es importante que los ciudadanos compartan la carga relacionada con la acción militar, sientan el impacto y decidan si vale la pena", escribió.
De hecho, las autoridades estadounidenses han facilitado el camino a la ciudadanía para residentes legales ya incorporados a los servicios militares estadounidenses.
Según el Pentágono, actualmente hay unos 30 mil no-ciudadanos en la milicia estadounidense y un centenar de ellos han muerto en misiones en Irak -incluso el primero, un soldado de origen guatemalteco.
En 2005, la ciudadanía estadounidense fue otorgada a 4 mil 600 extranjeros enlistados. Boot recordó que en otros momentos los extranjeros fueron una parte muy grande del Ejército estadounidense, al grado de que más de 20% del ejército del norte durante la Guerra Civil (1860-1864) estaba compuesto por extranjeros y hubo al menos la llamada "división alemana", en la que apenas se hablaba inglés.
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