sábado, junio 24, 2006

Turn Off The Lighs

Panorama Norteamericano

Los líderes republicanos en la Casa de Representantes esta semana propinaron una sonora cachetada al presidente Bush. Dennis Hastert, presidente de esa Cámara, anunció la realización de cinco audiencias en relación con la reforma migratoria. La medida fue calificada de inmediato como "irresponsable" y "obstruccionista". Resulta lógico: el Congreso de Estados Unidos tenía como paso inmediato nombrar a los integrantes del Senado y de la Cámara de Representantes para realizar una conferencia bicameral y así elaborar un proyecto único de ley, el cual se enviaría para su firma y promulgación al presidente. A cambio, cuando ya existen dos proyectos ciertamente enfrentados en puntos clave como la criminalización de los inmigrantes sin papeles (representantes) y la creación de puertas para la regularización de los trabajadores y hasta la "ciudadanía ganada" (Senado), se abre una nueva temporada de audiencias. Hastert niega la burda maniobra y afirma "se podrá enviar una ley de inmigración al presidente antes del curso de 2007".

Sí, ¡cómo no!: hay elecciones en el mes de noviembre para renovar toda la Casa de Representantes y la mitad del Senado. ¿Cuál es el objetivo político-electoral de los republicanos? Enfrentar a los promotores en el Capitolio de la "amnistía disfrazada" con el electorado. En medio queda la figura de Bush y la capacidad real de los republicanos para generar reformas profundas en los terrenos legislativo y social. Pues resulta imposible olvidar que ese partido domina el Capitolio y uno de los suyos ocupa la Casa Blanca. Pero esto no les ha importado a los "duros" en el Capitolio. Para ellos resulta un excelente tema electoral el "detener la amnistía".

La jugada podría resultar contraproducente: la debilidad de la apuesta de los "duros" en el Senado y la Casa de Representantes, sean republicanos o demócratas -pues las líneas de los partidos se han cruzado en este tema- es evidente. Ya lo muestra la encuesta del centrista Manhattan Institute, mencionada ayer en EL UNIVERSAL: "Una mayoría de los presuntos votantes republicanos respalda una solución integral al problema migratorio más que la formulación ´policiaca´ que impulsa la Cámara Baja". Debemos recordar: una de cada 20 personas en la fuerza de trabajo de EU es "inmigrante ilegal". Uno de cada 20; esa es la dura realidad.

Y si bien es cierto que el equipo de George W. Bush pasa por difíciles momentos (el secretario de Transporte, Mineta, ya anunció su salida del gobierno; al igual que un importante funcionario de la Secretaría de Comercio) y se reconstruye a duras penas, cuando el presidente hace ver cada día más su condición de "pato herido", también es verdad que Bush ha invertido mucho de su escaso capital político al apoyar en forma clara el proyecto del Senado. Y ahora se puede decir: la mayoría de los votantes republicanos lo han escuchado. Entonces pareciera que los republicanos están cayendo en una trampa construida por ellos mismos.

Pero más allá del cercano momento electoral, el proyecto dibujado por Bush en sus más importantes discursos sobre el tema enfrenta un problema serio: los departamentos de policía de las grandes ciudades (e incluso los consejos de las urbes) se niegan en forma radical a jugar un papel activo en el control migratorio. Argumentan falta de capacitación, de fondos y la muy probable pérdida de confianza de las minorías en la lucha contra el crimen. Acudir a la policía en búsqueda de ayuda para ser detectado de inmediato como "ilegal" con riesgo de deportación, resultaría casi imposible para millones. Y Bush ha considerado muy importante la participación de las policías locales en el control de la migración. Y el lector tendrá que recordar que el centralismo político en EU es mucho más débil que en el caso mexicano. El rango de autonomía de los estados de la Unión, de los condados y las ciudades es enorme si lo comparamos con el modelo y las prácticas que los mexicanos conocemos.

Por si fuera poco, el 2 de julio hay elecciones generales en México. Y el nuevo presidente electo deberá atender de inmediato este espinoso asunto, central para las relaciones de México con EU. Y aquí no se trata de la retórica superficial a la que nos han acostumbrado, sino de acción política y diplomática real, coherente y continua. Al interior del conjunto de las instituciones y la sociedad estadounidense. La urgencia se presentará hasta por el muy difícil mandato de los tiempos.

Los todavía candidatos deberían tomar conciencia de la calidad y el tamaño del reto que esta cuestión representará; y ello se hará presente una vez que se determine quién resulta presidente electo. La cuestión estará viva en días o semanas a más tardar, luego de la primera semana de julio. Así pues, una reunión del presidente electo mexicano con George Bush está dibujada para el plazo posterior inmediato a las elecciones de julio. La necesidad es obvia aun cuando las oportunidades no estén claras hasta después de las elecciones estadounidenses en noviembre. Y, por supuesto, si los demócratas logran la mayoría al menos en la Cámara de Representantes las posibilidades de una ley integral serán mucho mayores; y más si se alcanza el control demócrata del Capitolio. Entraríamos de lleno a una paradoja no tan extraña en la política de EU: la oposición sería mucho más flexible y consecuente con los proyectos de la Casa Blanca que el propio partido del presidente. Todo ello en función de preparar la posterior campaña de los candidatos presidenciales. El margen de maniobra de la diplomacia mexicana no se verá reducido en esas circunstancias.

Pero ello sobre la base de que el presidente electo y su equipo de primer nivel entiendan los acontecimientos y su dinámica; y de la elaboración de una prudente y cuidadosa estrategia política, la cual incluya también a Canadá. Pues ahora, además del comercio, las inversiones y la seguridad, si existe una cuestión norteamericana, esa es la política migratoria.

lunes, junio 19, 2006

Los 99 nombres de Dios

1. El Clemente ( الرّحمان Ar-Raḥmān)
2. El Misericordioso ( الرّحيم Ar-Raḥīm)
3. El Soberano (الملك Al-Malik)
4. El Inmaculado ( القدّوس Al-Quddūs)
5. El Dador de Paz ( السّلام As-Salām)
6. El Guardián de la Fe ( المؤمن Al-Mu'min)
7. El Dominador, el Árbitro Supremo ( المهيمن Al-Muhaymin)
8. El Poderoso (العزيز Al-‛Azīz)
9. El que obliga ( الجبّار Al-Ŷabbār)
10. El Magnificado (لمتكبّرا Al-Mutakabbir)
11. El Creador (الخالق Al-Jāliq)
12. El Productor (البارئ Al-Bāri')
13. El Formador (المصشر Al-Muṣawwir)
14. El que todo lo perdona (الغفار Al-Gaffār)
15. El que controla todas las cosas (القهار Al-Qahhār)
16. El dador de todas las cosas (الوهاب Al-Wahhāb)
17. El Sustentador (الرزاق Ar-Razzāq)
18. El Conquistador, el que abre (الفتاح Al-Fattāḥ)
19. El Omnisciente (العليم Al-‛Alīm)
20. El que constriñe (القابض Al-Qābiḍ)
21. El que expande (الباسط Al-Bāsiṭ)
22. El que rebaja (الخافض Al-Jāfiḍ)
23. El que eleva (الرافع Al-Rāfi‛)
24. El que honra (المعز Al-Mu‛izz)
25. El que humilla (المذل Al-Muḏill)
26. El que todo lo oye (السامع As-Samī‛)
27. El que todo lo ve (البصير Al-Baṣīr)
28. El Juez (الحكم Al-Ḥakam)
29. El Justo, el Equitativo (العدل Al-‛Adl)
30. El Sutil ( اللطيف Al-Laṭīf)
31. El Bien Informado (الخبير Al-Jabīr)
32. El muy clemente ( Al-Ḥalīm)
33. El Inmenso, El Magnífico ( العزيز Al-‛Aẓīm)
34. El que todo lo perdona ( الغفور Al-Gafūr)
35. El que todo lo agradece (الشكور Aš-Šakūr)
36. El más alto (العلي Al-‛Alī)
37. El Grande ( الكبير Al-Kabīr)
38. El Preservador (الحفيظ Al-Ḥafīẓ)
39. El dador de sustento y fuerza (المقيت Al-Muqīt)
40. El suficiente para todo ( الحسيب Al-Ḥasīb)
41. El Majestuoso ( الجليل Al-Ŷalīl)
42. El Noble Generoso (الكريم Al-Karīm)
43. El Guardián (الرقيب Ar-Raqīb)
44. El que responde ( المجيب Al-Muŷīb)
45. El Vasto, El Amplio (الواسع Al-Wāsi‛')
46. El Infinitamente Sabio ( الحكيم Al-Ḥakīm)
47. El Amantísimo (الودود Al-Wadūd)
48. El Muy Glorioso ( المجيد Al-Maŷīd)
49. El que resucita ( الباعث Al-Bā‛iṯ)
50. El Testigo ( الشهيد Aš-Šahīd)
51. El Verdadero, La Verdad (الحق Al-Ḥaqq)
52. El Cuidador ( الوكيل Al-Wakīl)
53. El Fuerte ( القوي Al-Qawī)
54. El Invencible (المتين Al-Matīn)
55. El Amigo Protector (الولي Al-Walī)
56. El Muy Alabado ( الحميد Al-Ḥamīd)
57. El que lleva las cuentas ( المحسي Al-Muḥṣī)
58. El Constructor (المبدئ Al-Mubdi')
59. El Regenerador ( المعيد Al-Mu‛īd)
60. El Vivificador (المحيي Al-Muḥyī)
61. El Que Da la Muerte ( المميت Al-Mumīt)
62. El Vivo ( الحي Al-Ḥayy)
63. El Inmutable ( القيوم Al-Qayyūm)
64. El Absolutamente Perfecto ( الواجد Al-Wāŷid)
65. El Majestuoso ( الماجد Al-Māŷid)
66. El Único (الواحد Al-Wāḥid)
67. El uno sin igual (الأحد Al-Aḥad)
68. El Sostén Universal ( الصمد Aṣ-Ṣamad)
69. El Poderoso ( القادر Al-Qādir)
70. El que todo lo puede (المقتدر Al-Muqtadir)
71. El que adelanta ( المقدم Al-Muqaddim)
72. El que hace retroceder ( المؤخر Al-Mu'ajjir)
73. El Primero ( الأول Al-Awwal)
74. El Último ( الآخر Al-Ājir)
75. El Evidente (الظاهر Aẓ-Ẓāhir)
76. El Oculto ( الباطن Al-Bāṭin)
77. El Que Dirige (الوالي Al-Wālī)
78. El Elevado ( المتعالي Al-Muta‛ālī)
79. El Bueno (البر Al-Barr)
80. El que acepta el arrepentimiento (التواب At-Tawwāb)
81. El Vengador ( المنتقم Al-Muntaqim)
82. El que perdona, El Indulgente (العفو Al-‛Afuww)
83. El Bondadoso ( الرؤوف Ar-Ra'ūf)
84. El Poseedor del Reino ( مالك الملك Māliku l-Mulk)
85. El que tiene la majestad y la generosidad (ذو الجلال والإكرام Ḏū l-Ŷalāl wa-l-Ikrām)
86. El Equitativo ( المقست Al-Muqsiṭ)
87. El que reúne (الجامع Al-Ŷāmi‛)
88. El Autosuficiente (الغني Al-Ganiyy)
89. El que otorga la suficiencia ( المغني Al-Mugnī)
90. El que prohíbe ( المانع Al-Māni‛)
91. El que puede causar pérdida [a quienes le ofenden] (الضار Aḍ-Ḍārr)
92. El que concede beneficios ( النافع An Nāfi‛)
93. La Luz (النور An-Nūr)
94. El Guía (الهادي Al-Hādī)
95. El Originador ( البادع Al-Badī‛)
96. El Permanente ( الباقي Al-Bāqī)
97. El Heredero ( الوارث Al-Wāriṯ)
98. El que guía ( الرشيد Ar-Rašīd)
99. El Constante, El Paciente (الصبور Aṣ-Ṣabūr)

jueves, junio 15, 2006

Actors in character : Rosemary Harris

1. Tu eres una esposa amorosa que visita asu marido en un centro de rehabilitacion, donde tu esposo no puede recordar tu nombre.

2. Estas leyendo el periodico y en el obituario ves que aparece tu primer amor.

La corrupción azul

Las postrimerías de este proceso electoral han tomado visos inesperados. Una campaña del miedo, que lindaba en las técnicas fascistas y la intromisión grosera del Ejecutivo federal en la coacción, la coerción y la compra de votos han tenido como respuesta una denuncia contundente: la revelación del tráfico de influencias característico de esta administración que, esta vez, salpica e involucra a su candidato presidencial.

Las concesiones otorgadas por el poder público durante este sexenio a los hermanos Zavala, particularmente en el tiempo en que su cuñado fue secretario de Energía, exhiben a las claras un nuevo tipo de corrupción política.

Si en las zonas más oscuras del antiguo Partido Revolucionario Institucional prevalecía el conflicto de intereses, ahora se ha instalado el tráfico de influencias. Las dos caras de nuestro patrimonialismo: políticos metidos en los negocios y empresarios metidos en la política.

Esta conversión es indicativa de la mercantilización de la política que padecemos y de la privatización del Estado que nos fue escriturada por el neoliberalismo.

En sus mejores tiempos, el PRI, por un prurito de autonomía política del sistema, evitaba en lo posible que ingresaran dineros privados a las campañas electorales, que luego pudieran convertirse en jugosos contratos.
Así los gobernantes llegaban en lo posible con las manos libres para escoger sus propios terrenos de corrupción.

Esa es la razón por la que el partido del gobierno propuso en 1995 que sólo pudiese haber 10% de recursos privados en las campañas. En cambio, el Partido Acción Nacional insistió machaconamente en 50%.

Finalmente, en una negociación tras bambalinas y a despecho de los acuerdos adoptados, el gobierno concedió que el 10% convenido no se circunscribiera a los recursos públicos de cada campaña, sino que se computara sobre el total de la bolsa asignada al conjunto de partidos. De esta manera, la suma ascendió a 417 millones de dinero privado permitidos a cada candidato.

Si a esto añadimos las aportaciones ocultas que transcurren libremente gracias al secreto bancario y a la insuficiencia de los instrumentos de fiscalización del Instituto Federal Electoral, concluiremos que las elecciones en México, a pesar de la magnitud de los recursos públicos, son dominadas por los fondos privados y por las complicidades tejidas con las empresas mediáticas.

Visto en perspectiva, resulta claro que el PAN ha desarrollado un catálogo de prácticas electorales de Estado y de alianzas con grupos financieros del país y del extranjero para modificar de raíz el sistema político. Se conciben como la música que llegó para quedarse. Lucharon hipócritamente por una alternancia democrática cuando en verdad lo que han perseguido es una alternancia dinástica: si el PRI duró en el poder 71 años, la derecha aspira a prolongarse tanto cuanto sea exitoso el nuevo régimen que pretenden implantar.

Así lo han hecho en Baja California, Guanajuato, Aguascalientes, Querétaro y Jalisco. La reelección sólo les ha fallado en Chihuahua y Nuevo León. En Yucatán se han convertido en un partido más fraudulento que el PRI y en San Luis Potosí hacen alarde de dispendio electoral. Morelos padece por su parte una feroz neocorrupción en la que se ha asociado directamente al gobernador con el narcomenudeo.

Si el antiguo régimen consistió en una simbiosis entre Estado y partido, éste no es sino un ayuntamiento entre empresa y Estado. Los fantasmagóricos head-hunters no fueron sino la pantalla que cubrió la cesión de todos los puestos del gabinete a grupos de interés o a redes de contribuyentes que sostuvieron la campaña. Los amigos de Fox se convirtieron muy pronto en los socios privilegiados de los negocios que pueden obtenerse del favor público.

Todo ello se enmarca dentro de un proyecto de privatización de la economía, de la política y de la cultura. Representa el conjunto de cláusulas no escritas del Tratado de Libre Comercio con América del Norte. Lo que se intenta es transitar de un sistema de partido hegemónico a otro de dinero hegemónico. Parodiando a Aristóteles, diríamos que en nuestra región es más fácil transitar de la dictadura a la plutocracia que a la democracia.

Las maniobras panistas para permanecer en el poder por métodos ilegales y antidemocráticos son pieza clave de un diseño ostentosamente mimético y secretamente anexionista respecto de los intereses y prácticas de la derecha norteamericana. Resulta el instrumento indispensable para la desnacionalización del Estado y la entrega de nuestros recursos y disponibilidades al interés extranjero.

La cadena de ilícitos probados a este gobierno: desde el toalla-gate, pasando por los hijos abusivos de la casa presidencial, los cuñados incómodos y los privilegios otorgados a los beneficiarios del Fondo Bancario de Protección al Ahorro (Fobaproa), dan testimonio de lo que podríamos llamar la corrupción azul, que moderniza las formas tradicionales de caciquismo e instituye el latrocinio con guante blanco. O bien, que exhibe manos blancas pero es incapaz de ocultar bolsillos repletos. Una versión contemporánea de los sepulcros blanqueados.

Después de leer el testimonio espléndido y veraz de Alfonso Durazo respecto de las motivaciones profundas de nuestros actuales gobernantes, podemos concluir que rechazaron deliberadamente la transformación de las instituciones para medrar a su gusto en la función pública.

En vez de reformar al Estado, optaron por colonizarlo, por usufructuarlo y por convertirlo en botín de intereses privados.

Las dos leyes que promovieron, en reemplazo de una reforma integral del poder público: la del servicio civil de carrera y la de transparencia, tenían la intención última de disfrazar las tropelías programadas.

La primera para ocultar la sustitución de una clase administrativa por otra a través de procedimientos favoritistas y la segunda, para abrir los expedientes públicos a la curiosidad privada sin corregir las causas de los entuertos y sin descubrir los verdaderos traficantes del poder.

Por todas estas razones el escándalo suscitado es sintomático del asalto al poder por intereses privados. Muestra, al mismo tiempo, que estas elecciones son definitivas para el futuro de la nación.

México no podrá avanzar en el sendero de la modernidad ni ofrecer seguridad física y jurídica, menos implantar un estado de derecho, mientras no se combata a fondo la corrupción.

Para ello es necesario terminar con la doble moral y la perniciosa confusión entre lo público y lo privado. Restaurar la honestidad como el valor esencial de la República.

viernes, junio 09, 2006

Kamasutra para solitarios

Oaxaca: ¿y el gobernador?

La crisis magisterial que se está viviendo en el estado de Oaxaca adquiere dimensiones indeseables, por obra de una representación sindical que amenaza con radicalizar su movimiento y por la del gobierno estatal, encabezado por Ulises Ruiz, que parece no tener intenciones de atender a los maestros, o que pareciera querer que el conflicto se alargue o endosarlo a la Federación, todo lo cual es inaceptable.
El paro de labores de 70 mil maestros de la sección 22 del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE), que dura ya 18 días y tiene sin clases a un millón 400 mil alumnos del estado, tiene como exigencia principal rezonificar a los maestros de Oaxaca, para que sus sueldos se eleven.
Esta petición, que ciertamente exige a la entidad recursos adicionales, tiene sin embargo que ser evaluada de manera concienzuda, y no solamente rechazada por la vía de los oídos sordos, porque esto va exacerbando el movimiento y generando presiones innecesarias que un trabajo político de altura y de concertación podrían conjurar o llevar por vías de no confrontación.
El actual es el peor de los momentos para dejar crecer los problemas sociales, en vista de que el proceso electoral todo lo permea, por lo que sería muy irresponsable de parte de la casa de gobierno oaxaqueña permitir que el país tenga un elemento más de desazón con un conflicto de esta naturaleza, cuando lo que el país requiere es trabajar con unidad y tranquilidad.
Queda claro que el problema magisterial en Oaxaca es un asunto estatal, que debe resolverse allá mismo y para ello se requiere de la buena voluntad de los mentores, pero sobre todo del cumplimiento de la responsabilidad que en esto tiene el gobernador estatal.
Por lo que respecta al magisterio de la entidad, cabe señalar que, independientemente de la legitimidad de sus peticiones, éste es corresponsable de que una demanda local no sea causa de intranquilidad nacional. Trasladar el conflicto fuera de su espacio natural sería un motivo de intranquilidad nacional, como si ésto se estuviera buscando.
No se valdría que fuerzas políticas, internas o externas al magisterio, utilizaran esta lucha por reivindicaciones laborales en una confrontación que nada tiene que ver con los maestros. Los mentores son inteligentes y sabrán en qué momento termina su lucha, y en qué momento los colocan en otra que no es la suya.
Es necesario que la crisis del magisterio oaxaqueño se resuelva mediante el diálogo y la negociación; mediante lo justo y dentro de la ley; con ambas partes sentadas en la mesa, haciendo números sobre la viabilidad de las demandas y la forma de encontrar soluciones alternas a la misma.
Nadie, ni el gobernador Ulises Ruiz ni los maestros pueden apelar a la cerrazón y a la estrategia del todo o nada, porque eso sería ir en contra de la lógica política que debe guiar sus acciones.
El problema de los maestros de Oaxaca debe solucionarse pronto, y esta es una responsabilidad exclusiva del gobernador del estado. No hacerlo significaría debilidad o mala intención.

jueves, junio 01, 2006

Tres Brazos

Guigui

Cambiar de partido

Llama la atención lo que está sucediendo con la denominada "clase política", con eso de que algunos se alejen de sus partidos y se acerquen a otros, en lo que visto desde afuera se podría interpretar como deslealtad o incluso traición.
Pienso, por ejemplo, en Jesús Reyes Heroles, economista brillante, descendiente de una familia que durante un siglo ha estado en el candelero político del lado ganador. Su padre fue el mayor intelectual liberal de su época y ministro de Estado y él mismo fue embajador. Y ahora lo vemos acercarse al PAN.
Pienso en Manuel Camacho, miembro importante del grupo gobernante previo al triunfo panista y que ahora está con el PRD. Pienso en algunos a quienes considerábamos priístas de hueso colorado como Manuel Bartlett, Genaro Borrego, Emilio Chuayffet y Diódoro Carrasco, que se percatan de que el barco en el que hicieron toda su carrera política se hunde, y zorros como son, de una vez se alejan o de plano buscan otro barco al cual subirse.
Pienso en un intelectual como José María Pérez Gay, que pertenece a un grupo que estuvo muy cerca de los últimos presidentes, desde Miguel de la Madrid hasta Ernesto Zedillo Ponce de León, pasando por Carlos Salinas de Gortari, y que ahora está cercano a Andrés Manuel López Obrador, quien se supone está furioso con el salinismo y lo culpa de todos los males del país. Y pienso en varios miembros del sector cultural que por igual se han beneficiado de los gobiernos priístas que del foxismo y ahora se dejan apapachar por Andrés Manuel, como si "la cultura" fuera neutra políticamente.
Dicen que es de sabios cambiar. Y más en política. Y también dicen que eso de aferrarse a lo que se conoce, no siempre es lo mejor. Allí está Beatriz Paredes, una mujer capaz y con experiencia, condenada a perder por permanecer leal a su partido.
Pero también me pregunto si eso de cambiar es en todos los casos resultado de una actitud de sabios, pues veo a algunos que cambian demasiado, por ejemplo, Demetrio Sodi o Alfonso Durazo, que han recorrido todas las opciones del espectro político, o Porfirio Muñoz Ledo, que fue ministro en un gobierno priísta, fundador con Cuauhtémoc Cárdenas del partido de oposición del que luego nacería el Partido de la Revolución Democrática, defensor del voto útil para la elección de Vicente Fox, de cuyo gobierno fue representante en organismos internacionales y ahora apoya al candidato perredista que es de un grupo que, para decirlo suave, está alejado de Cuauhtémoc.
Esto de los cambios de partido no es un fenómeno actual. En el siglo XIX se dio mucho, siendo Santa Anna el caso ejemplar de cómo se pasaba de ser liberal a ser conservador y de regreso y otra vez de regreso. Y si bien este personaje es visto en la historia nacional como una farsa, solamente estaba llevando a cabo lo que era una forma de ser que muchos seguían.
La historiadora Guadalupe Jiménez Codinach relató en una conferencia reciente cómo un liberal de la talla de José Joaquín Fernández de Lizardi fue de los que con más entusiasmo apoyaron a Iturbide para que se coronara emperador y en menos de un año ya se había pasado al otro lado y se burlaba con saña de "ese pobre príncipe de casa". Y a Juárez varios de sus mejores amigos y compañeros de ruta lo abandonaron y alguno, llamado Porfirio Díaz, hasta lo traicionó.
Es decir, que estamos hablando de una cultura política en la que estas cosas suceden. Y quizá es así porque nuestras opciones políticas hoy día ya no son tan diferentes, no las separan cuestiones de principios ni de proyectos sino que solamente representan la posibilidad de hacerse del poder y de sus beneficios. Por eso quienes le apuestan a la política y la han convertido en su vida, no tienen problema en mudarse de bando.
Y esa misma razón explicaría por qué los otros partidos reciben sin problema a quienes se mudan, pues además de que les llevan su capacidad, experiencia y prestigio, como regalo extra les permiten adornarse.
De todos modos, lo que como ciudadana me intriga no es que se produzcan estos cambios, sino otra cosa: me pregunto cómo saben los que se cambian cuándo es el momento adecuado para bajarse de un barco y subirse a otro y cómo saben cuál es el barco correcto al que hay que subirse.
Porque es un hecho que lo saben, que no se equivocan. No en balde son los mismos que llevan siglos en el candelero, pasando de un puesto a otro y siempre siendo considerados indispensables.
Sin duda se requiere de enorme habilidad y olfato para saber a tiempo y con suficiente tiempo dónde hay que estar, cerca de quiénes hay que colocarse, todo con tal de mantenerse siempre con los ganadores y cerca del poder.