La nueva novela de Eduardo Monteverde, Las neblinas de Almagro, que hace escasos días se editó.
Monteverde ha puesto en las librerías en tan sólo un año Lo peor del horror, Los fantasmas de la mente, y ahora Las neblinas del Almagro. Ha pasado de un superreportaje, en los mejores tonos del nuevo periodismo, sobre la violencia en México, a una exploración de divulgación científica sobre las conexiones de la locura y la creatividad, a una novela sobre un médico perdido en el último de los territorios indígenas.
Sorprendente la abundancia de opciones literarias que el autor coloca ante sus lectores. En un mundo donde abunda el escritor de best-seller que escribe una y otra vez la misma novela, por falta de imaginación y alternativas literarias, sorprende la capacidad para tocar tantos instrumentos de este polifacético personaje, definido por mi hijo como "el nuevo doctor Frankenstein de las letras mexicanas".
El doctor Monteverde, médico, con premios importantes de divulgación de la ciencia, marinero, periodista de nota roja singular, doctor en la selva, autor de una columna de divulgación científica, profesor de la UNAM, reportero televisivo de las más extrañas y bizarras historias, se ha consolidado como uno de los más interesantes autores nacionales.
Las neblinas del Almagro cuenta la historia de un médico enormemente dotado, con el arsenal en sus manos de los conocimientos de la medicina moderna, que voluntariamente se autoexilia en el último rincón de la selva para prestar sus servicios a comunidades indígenas masacradas por el caciquismo, el fraude político nacional, los abusos del poder y el abandono. Acompañado de una joven que no acaba de entender lo que está sucediendo, personaje retrato de una generación que llegó al desencanto sin pasar por el encanto, Almagro terminará enfrentado a judiciales y ladrones de medicinas enviadas por organismos internacionales.
Pero el enorme atractivo de la novela se encuentra no en la anécdota, sino en el personaje central, el doctor Almagro. No resulta fácil definirlo y quizá sea esta la enorme gracia del autor, haber dibujado a un personaje cuyas acciones lo muestran como un aventurero social, un hombre de honor en tierra de canallas y víctimas, un monje laico armado con el juramento de Hipócrates, un ser dado a la autodestrucción buscando una hoguera en qué inmolarse, un erudito sin auditorio, un cínico de izquierda, un hombre devorado por su lado oscuro, un quijotesco desfacedor de entuertos y curador de heridas, con un negro sentido del humor.
Almagro no deja de atraer y sorprender al lector que trata de atraparlo mientras la historia transcurre. Pero Almagro siempre va un paso más allá de sus lectores y va sobreviviendo al día a día mientras se mete en embrollos cada vez más complicados, en una sociedad donde enormes y bien organizados intereses medran de la miseria. Novela policiaca heterodoxa, novela de amores a todo o nada, novela social, exploración de nuestro lado oscuro, Las neblinas del Almagro es una excelente obra que logra el doble efecto de la buena literatura, cautivar y poner a pensar al lector.
Brillantemente escrita, con ecos de William Faulkner, Malcom Lowry y Joseph Conrad, no necesariamente imitativos, más fruto de la visión del autor que de la búsqueda de un estilo formal, el lector va siendo atrapado por este mundo sin salidas, permanentemente condenado al abandono, del que Almagro es testigo y actor de privilegio.
Congratula ver la diversidad y la riqueza por la que la literatura mexicana se anda renovando.
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